Alrededor de un millar de trabajadores y trabajadoras del campo se concentran para exigir la firma del convenio del campo en Córdoba
Según CCOO y UGT, el motivo que ha llevado a la convocatoria de una huelga indefinida en el campo cordobés ha sido la actitud intolerante de la patronal agraria Asaja, que hasta el momento se ha negado a aceptar ninguna propuesta de los sindicatos, que insisten en que es evidente que lo único que pretende la patronal es alargar la negociación del convenio todo lo posible para evitar pagar atrasos y retrasar la aplicación de los nuevos salarios con la subida que se pacte y reducir la capacidad y la fuerza de los sindicatos de negociar.
Alrededor de un millar de trabajadores y trabajadoras del campo de toda la provincia de Córdoba se han concentrado ante la sede de la patronal agraria Asaja en el primer día de la huelga indefinida convocada por CCOO y UGT para protestar por el bloqueo de la negociación del convenio del campo en la provincia cordobesa.
Los responsables provinciales del campo de ambos sindicatos, Rafael Estévez (CCOO) y María Trujillo (UGT) han recordado en la concentración que se han visto abocados a convocar huelga indefinida en el campo ante la actitud cerrada e intolerante de Asaja que, hasta el momento y desde que se iniciara la negociación del convenio el pasado 17 de noviembre, se ha negado a aceptar las propuestas de la plataforma conjunta.
Para ambas formaciones sindicales es evidente que lo único que pretende la patronal es alargar la negociación del convenio todo lo posible para evitar pagar atrasos y retrasar la aplicación de los nuevos salarios con la subida que se pacte y reducir la capacidad y la fuerza de los sindicatos de negociar.
Entre las demandas de la plataforma conjunta de CCOO y UGT se incluyen eliminar el sistema de categorías actual y que se reconozcan las especialidades existentes, que los contratos se hagan por escrito especificando la fecha de inicio y conclusión, que se incluyan los permisos retribuidos reconocidos en la Ley de Igualdad y que el convenio se inicie con el año agrícola, es decir, el 1 de octubre de cada año.
Asimismo, los sindicatos exigen que se reconozca el plus de penosidad, que la patronal se niega a reconocer aduciendo que con la mecanización agrícola ya no hay trabajos penosos, y el de asistencia, que vendría en parte a sustituir al de desplazamiento, que establece 0,26 euros por kilómetro y que actualmente ningún trabajador percibe a pesar de estar incluido en el convenio, así como que se firme un parte diario de horas extraordinarias, para que por fin los trabajadores las cobren, no como está ocurriendo actualmente.
Tanto CCOO como UGT han dejado claro que no están dispuestos a tocar los destajos ya reconocidos. En este sentido, Estevez ha dicho que "fijar el precio de los destajos para la aceituna, la naranja, el ajo o el algodón costó un gran esfuerzo a los trabajadores y trabajadoras y ahora no se va a echar por tierra toda aquella lucha".
Los líderes sindicales esperan que Asaja reconduzca su actitud y no sólo se siente a negociar, sino que acepte unas condiciones dignas para los trabajadores y trabajadoras del campo cordobés, como sus homónimos de Jaén o Sevilla han reconocido para los trabajadores de esas provincias.
En cuanto al seguimiento de esta primera jornada de huelga, a la que estaban convocados unos 70.000 trabajadores y trabajadoras, el responsable de CCOO ha indicado que "ha sido masiva y mayoritaria", a lo que ha añadido que "el desarrollo del paro ha carecido de incidentes".
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jueves, 15 de enero de 2009
Todos ellos negaron la burbuja inmobiliaria
David Lereah, ex portavoz de la patronal promotora de EEUU, ha reconocido a CNN Money que mintió al negar la burbuja inmobiliaria porque “era mi trabajo representar los intereses de los promotores”. En nuestro país, son legión los ilustres políticos a derecha y a izquierda, financieros, empresarios, cargos públicos y expertos de todo pelaje que negaron la existencia de la burbuja, quién sabe si por miopía o por interés. Internet, en especial Burbuja.info, ha sido pionero en la clasificación de estos personajes como nuncabajistas o negacionistas, aterricistas, chaquetistas y burbujistas.
Ahora, un libro del profesor de Economía de la Universidad Pompeu Fabra, José García Montalvo, recopila algunas perlas de grandes responsables de que en este país se formara una burbuja inmobiliaria de enormes proporciones cuyas consecuencias sufrimos hoy. Como dice Montalvo, “no están todos los que son pero sí son todos los que están”.
El libro en cuestión, titulado De la quimera inmobiliaria al colapso financiero y que lleva por subtítulo Crónica de un desenlace anunciado, recoge en su epígrafe una detallada colección de comentarios carpetovetónicos que abundan en la falta de cultura financiera patria. Los divide en tres categorías. Primero, los “negacionistas”, que no aceptan la existencia de una burbuja y que luego se transmutarían en “aterricistas”, o defensores de un supuesto aterrizaje suave. La segunda categoría incluye a aquellos que han cambiado de bando y que denomina “chaquetistas”. Por último, están los “burbujistas”, que siempre han mantenido la existencia de la burbuja, "aunque en algunos casos llegó un momento en que dejaron de hacer declaraciones públicas".
Chacón: "Nuestro sector inmobiliario es de los mejores del mundo"
Entre los políticos, Montalvo cita a Francisco Álvarez Cascos, ex ministro de Fomento. En el año 2003, afirmó que “Se ha intentado trasladar del mundo financiero al inmobiliario el concepto de burbuja, algo que se pincha cuando desaparecen las expectativas, pero las expectativas en el mercado inmobiliario español son sólidas y reales”. Cristóbal Montoro, ex ministro de Hacienda, tildó en 2003 de “especulación de la oposición” el concepto de burbuja inmobiliaria.
María Antonia Trujillo, primera ministra de Vivienda, aseguró en 2004 que “Los que hablan de burbuja pecan de irresponsabilidad. Habrá un aterrizaje suave (…)”. Su sucesora, Carme Chacón, afirmó en a finales de 2007 que “nuestro sector inmobiliario es de los mejores del mundo. Vivimos un aterrizaje o ajuste suave”.
En el sector financiero, Alfredo Sáenz, vicepresidente del Grupo Santander, aseveró en abril de 2007 que “No hay síntomas de pinchazo de la burbuja porque la morosidad en España está bien. (…)”. Su jefe, Emilio Botín, dijo que “no habrá ni crack ni burbuja”.
Especialmente sangrantes, por la relevancia de sus cargos, son las declaraciones de representantes de organismos públicos tales como el Banco de España o la Asociación Hipotecaria Española (AHE). En este sentido, Jaime Caruana, ex gobernador del Banco de España, matizó en 2005 que el emisor “nunca ha hablado de burbuja inmobiliaria porque una situación así acaba de forma brusca”. Gregorio Mayayo, presidente de la AHE, pronosticó en 2002 que era “metafísicamente imposible” que en España bajaran los precios de la vivienda.
Brugera, presidente de Colonial: "la burbuja es un reclamo periodístico y no tiene un contenido real"
Pero para reír por no llorar, está la verborrea de ladrilleros y sus representantes. Juan José Brugera, hoy presidente de Colonial, dijo que “la burbuja es un reclamo periodístico y no tiene un contenido real”. ¿Quién no recuerda las palabras de Fernando Martín, presidente de la concursada Martinsa-Fadesa y ex presidente del lobby G-14, augurando en octubre de 2007 que el precio de la vivienda subiría en 2009 de manera vertiginosa”?. Luis del Rivero, presidente de Sacyr-Vallehermoso, no sólo ejerció de negacionista, sino que arremetió contra los medios de comunicación como causantes de todos los males del sector.
El Confidencial publicó en noviembre de 2007 cómo José Manuel Galindo, entonces presidente de Asprima, hoy de APCE, instaba a las consultoras inmobiliarias no a negar la realidad “pero sí acotarla”, con la intención de maquillar la mala situación del ladrillo.
El libro sitúa a Zapatero en el capítulo de los chaquetistas. Montalvo lo explica así: “la mayoría de los chaquetistas cambia de negar la existencia de la burbuja a aceptarla. Sólo Rodríguez Zapatero se mueve en la dirección contraria”. Así, si en 2003 advertía al PP del “riesgo de burbuja”, una vez que se convirtió en inquilino de La Moncloa, transmutó su pensamiento hasta sotener que “no hay ninguna repercusión directa de la crisis de EEUU en el mercado inmobiliario español”. De ahí a asegurar que “el sistema financiero español es el mejor de la comunidad internacional” sólo hubo un paso. Entre los chaquetistas se sitúan también Pedro Solbes, Rodrigo Rato, Luis de Guindos y Guillermo Chicote, presidente de APCE, quien llegó a decir que la burbuja era un “mito”.
Por último, merece la pena destacar que Montalvo sitúa entre los burbujistas al hoy ministro de Industria, Miguel Sebastián, y al presidente del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), pero que una vez llegaron a ocupar sus actuales puestos, sorprendentemente, dejaron de hacer declaraciones públicas sobre el tema.
Ahora, un libro del profesor de Economía de la Universidad Pompeu Fabra, José García Montalvo, recopila algunas perlas de grandes responsables de que en este país se formara una burbuja inmobiliaria de enormes proporciones cuyas consecuencias sufrimos hoy. Como dice Montalvo, “no están todos los que son pero sí son todos los que están”.
El libro en cuestión, titulado De la quimera inmobiliaria al colapso financiero y que lleva por subtítulo Crónica de un desenlace anunciado, recoge en su epígrafe una detallada colección de comentarios carpetovetónicos que abundan en la falta de cultura financiera patria. Los divide en tres categorías. Primero, los “negacionistas”, que no aceptan la existencia de una burbuja y que luego se transmutarían en “aterricistas”, o defensores de un supuesto aterrizaje suave. La segunda categoría incluye a aquellos que han cambiado de bando y que denomina “chaquetistas”. Por último, están los “burbujistas”, que siempre han mantenido la existencia de la burbuja, "aunque en algunos casos llegó un momento en que dejaron de hacer declaraciones públicas".
Chacón: "Nuestro sector inmobiliario es de los mejores del mundo"
Entre los políticos, Montalvo cita a Francisco Álvarez Cascos, ex ministro de Fomento. En el año 2003, afirmó que “Se ha intentado trasladar del mundo financiero al inmobiliario el concepto de burbuja, algo que se pincha cuando desaparecen las expectativas, pero las expectativas en el mercado inmobiliario español son sólidas y reales”. Cristóbal Montoro, ex ministro de Hacienda, tildó en 2003 de “especulación de la oposición” el concepto de burbuja inmobiliaria.
María Antonia Trujillo, primera ministra de Vivienda, aseguró en 2004 que “Los que hablan de burbuja pecan de irresponsabilidad. Habrá un aterrizaje suave (…)”. Su sucesora, Carme Chacón, afirmó en a finales de 2007 que “nuestro sector inmobiliario es de los mejores del mundo. Vivimos un aterrizaje o ajuste suave”.
En el sector financiero, Alfredo Sáenz, vicepresidente del Grupo Santander, aseveró en abril de 2007 que “No hay síntomas de pinchazo de la burbuja porque la morosidad en España está bien. (…)”. Su jefe, Emilio Botín, dijo que “no habrá ni crack ni burbuja”.
Especialmente sangrantes, por la relevancia de sus cargos, son las declaraciones de representantes de organismos públicos tales como el Banco de España o la Asociación Hipotecaria Española (AHE). En este sentido, Jaime Caruana, ex gobernador del Banco de España, matizó en 2005 que el emisor “nunca ha hablado de burbuja inmobiliaria porque una situación así acaba de forma brusca”. Gregorio Mayayo, presidente de la AHE, pronosticó en 2002 que era “metafísicamente imposible” que en España bajaran los precios de la vivienda.
Brugera, presidente de Colonial: "la burbuja es un reclamo periodístico y no tiene un contenido real"
Pero para reír por no llorar, está la verborrea de ladrilleros y sus representantes. Juan José Brugera, hoy presidente de Colonial, dijo que “la burbuja es un reclamo periodístico y no tiene un contenido real”. ¿Quién no recuerda las palabras de Fernando Martín, presidente de la concursada Martinsa-Fadesa y ex presidente del lobby G-14, augurando en octubre de 2007 que el precio de la vivienda subiría en 2009 de manera vertiginosa”?. Luis del Rivero, presidente de Sacyr-Vallehermoso, no sólo ejerció de negacionista, sino que arremetió contra los medios de comunicación como causantes de todos los males del sector.
El Confidencial publicó en noviembre de 2007 cómo José Manuel Galindo, entonces presidente de Asprima, hoy de APCE, instaba a las consultoras inmobiliarias no a negar la realidad “pero sí acotarla”, con la intención de maquillar la mala situación del ladrillo.
El libro sitúa a Zapatero en el capítulo de los chaquetistas. Montalvo lo explica así: “la mayoría de los chaquetistas cambia de negar la existencia de la burbuja a aceptarla. Sólo Rodríguez Zapatero se mueve en la dirección contraria”. Así, si en 2003 advertía al PP del “riesgo de burbuja”, una vez que se convirtió en inquilino de La Moncloa, transmutó su pensamiento hasta sotener que “no hay ninguna repercusión directa de la crisis de EEUU en el mercado inmobiliario español”. De ahí a asegurar que “el sistema financiero español es el mejor de la comunidad internacional” sólo hubo un paso. Entre los chaquetistas se sitúan también Pedro Solbes, Rodrigo Rato, Luis de Guindos y Guillermo Chicote, presidente de APCE, quien llegó a decir que la burbuja era un “mito”.
Por último, merece la pena destacar que Montalvo sitúa entre los burbujistas al hoy ministro de Industria, Miguel Sebastián, y al presidente del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), pero que una vez llegaron a ocupar sus actuales puestos, sorprendentemente, dejaron de hacer declaraciones públicas sobre el tema.
La gran mentira del capitalismo
Por Nicolás García Pedrajas
En los últimos meses estamos assitiendo a la caída total de muchos de los mitos y mentiras en los que se sustenta el capitalismo. La crisis de los mercados financieros está dejando al descubierto muchas de las verguenzas del sistema actual, basado en que los beneficios y la codicia de unos pocos están por encima de la vida y de los derechos de los restantes miles de millones.
El caso Madoff [1] ha dejado al descubierto como funciona el sistema. Sin embargo, aunque la mayoría de la gente no se de cuenta, el caso Madoff llega mucho más al fondo del capitalismo, desmonta sus mismas bases. El hecho de que el capitalismo genera diferencias obscenas entre los que más tienen y los que no tienen nada no es negado ni siquiera por sus defensores. El argumento que usan éstos es lo que llaman meritocracia. Los mejor preparados y los que más trabajan son los que triunfan y ganan mucho dinero, los que son pobres es porque se lo merecen. Aparte de lo absurdo que es plantear este razonamiento sin tener en cuenta la abismal desigualdad de oportunidades que existen entre las personas, es la misma base de esa supuesta meritocracia la que es falsa.
Y eso es lo que ha puesto de manifiesto el caso Madoff. En el mundo en el cual se ha producido esta estafa, están muchos de los ejecutivos mejor pagados del mundo. Se supone que cobran salarios inmensos, de millones de euros anuales, porque su preparación es excelente, su formación impecable y su inteligencia superior al resto de mortales que ganan en toda su vida laboral lo que estos señores en un mes. Son estos ejecutivos los que no se dieron cuenta de nada, los que ahora argumentan que se dejaron estafar por Madoff porque su reputación era extraordinaria. Por eso cobraban comisiones millonarias, por invertir según la buena fama de las sociedades en las cuales lo hacían. La pregunta es obligada, ¿por qué ganan estos ejecutivos tanto dinero? ¿dónde está su preparación, su trabajo, su mérito? ¿en qué contribuyen a la economía?
Por eso no hay que dejarse engañar. Las universides donde esta gente se forma, consideradas como las mejores del mundo (Harvard, Yale, etc.) simplemente son supermercados de títulos, no son lugares donde salen los estudiantes mejor preparados del mundo. En ellas los más ricos compran el título que los certifica como ricos para que otros de su mismo círculo social puedan seguir manteniendo la estafa.
Y si alguien tiene dudas, que recuerde que Goerge W. Bush se licenció en Yale.
En los últimos meses estamos assitiendo a la caída total de muchos de los mitos y mentiras en los que se sustenta el capitalismo. La crisis de los mercados financieros está dejando al descubierto muchas de las verguenzas del sistema actual, basado en que los beneficios y la codicia de unos pocos están por encima de la vida y de los derechos de los restantes miles de millones.
El caso Madoff [1] ha dejado al descubierto como funciona el sistema. Sin embargo, aunque la mayoría de la gente no se de cuenta, el caso Madoff llega mucho más al fondo del capitalismo, desmonta sus mismas bases. El hecho de que el capitalismo genera diferencias obscenas entre los que más tienen y los que no tienen nada no es negado ni siquiera por sus defensores. El argumento que usan éstos es lo que llaman meritocracia. Los mejor preparados y los que más trabajan son los que triunfan y ganan mucho dinero, los que son pobres es porque se lo merecen. Aparte de lo absurdo que es plantear este razonamiento sin tener en cuenta la abismal desigualdad de oportunidades que existen entre las personas, es la misma base de esa supuesta meritocracia la que es falsa.
Y eso es lo que ha puesto de manifiesto el caso Madoff. En el mundo en el cual se ha producido esta estafa, están muchos de los ejecutivos mejor pagados del mundo. Se supone que cobran salarios inmensos, de millones de euros anuales, porque su preparación es excelente, su formación impecable y su inteligencia superior al resto de mortales que ganan en toda su vida laboral lo que estos señores en un mes. Son estos ejecutivos los que no se dieron cuenta de nada, los que ahora argumentan que se dejaron estafar por Madoff porque su reputación era extraordinaria. Por eso cobraban comisiones millonarias, por invertir según la buena fama de las sociedades en las cuales lo hacían. La pregunta es obligada, ¿por qué ganan estos ejecutivos tanto dinero? ¿dónde está su preparación, su trabajo, su mérito? ¿en qué contribuyen a la economía?
Por eso no hay que dejarse engañar. Las universides donde esta gente se forma, consideradas como las mejores del mundo (Harvard, Yale, etc.) simplemente son supermercados de títulos, no son lugares donde salen los estudiantes mejor preparados del mundo. En ellas los más ricos compran el título que los certifica como ricos para que otros de su mismo círculo social puedan seguir manteniendo la estafa.
Y si alguien tiene dudas, que recuerde que Goerge W. Bush se licenció en Yale.
¿Por qué la campaña de propaganda a favor de la intervención internacional en Birmania?
Por Meter Symonds
Traducido por Mariola García Pedrajas
Global Research
La catástrofe ocasionada por el ciclón Nargis sobre el pueblo de Birmania ha provocado un campaña de grandes proporciones por parte de Estados Unidos y sus potencias aliadas, y los medios de comunicación internacionales, pidiendo que la junta militar abra sus fronteras a la ayuda internacional, al personal que trabaja en las agencias de ayuda, así como a los aviones, tropas y buques de guerra de Estados Unidos. Una vez más se intenta provocar una estampida de apoyo de la opinión pública con imágenes que llegen al corazón de supervivientes desesperados y ciudades devastadas, acompañadas de un constante bombardeo condenando al régimen de Birmania por su respuesta inadecuada de auxilio a los afectados, su aislacionismo, y su falta de aceptación de ayuda internacional, especialmente estadounidense.
Uno debería inmediatamente hacer una pausa y recordar el resultado de ejercicios “humanitarios” similares. En 1999, la situación apremiante de los refugiados kosovares fue usada por Estados Unidos y sus aliados para lanzar una guerra contra Serbia y transformar esta provincia en un protectorado de la OTAN limpiado de la mayoría de su minoría serbia. Ese mismo año, Australia, con el apoyo de EEUU, usó la violencia de milicias apoyadas por Indonesia para justificar una intervención militar en Timor Este para instaurar un gobierno que fuera comprensivo con los intereses económicos y estratégicos de Canberra. Después de una década la población local en ambos países continúa viviendo en condiciones atroces, sin que ninguna de sus necesidades fundamentales se hayan cubierto.
Sin lugar a dudas una gigantesca tragedia social ha tenido lugar la pasada semana. Las cifras oficiales birmanas dan una estimación de más de 60,000 personas muertas o desaparecidas. Los oficiales de la ONU estiman el número de victimas mortales en 100,000 y el número de personas afectadas de forma severa por el ciclón en casi dos millones. La mayor parte del gigantesco delta del Irrawaddy ha sido devastado por la oleada de tormentas provocadas por el ciclón Nargis, que anegaron las tierras bajas. Ciudades y pueblos enteros han sido borrados del mapa, dejando detrás escenas que recuerdan la destrucción producida por el tsunami de diciembre de 2004 a lo largo de la costa de Indonesia, Sri Lanka, India y Tailandia.
También es cierto que la junta birmana es un régimen brutal que de forma repetida ha abatido a tiros manifestantes antigobierno para mantener su propio poder y privilegios. Sus esfuerzos para rescatar a las víctimas se ven obstaculizados no sólo por el retraso del país, sino también por la cruel indiferencia hacia la situación apremiante de los birmanos. Dada la campaña actual en los medios de comunicación, uno debería tomar toda la información en la prensa con cautela. Pero hay pocas dudas de que muchas de las víctimas del ciclón están siendo dejadas a su propia suerte, como de hecho fue el caso de los sobrevivientes del tsunami de 2004 en los países que fueron golpeados más duramente.
Sin embargo, nadie debería darle ninguna credibilidad a las muestras de preocupación del gobierno de Bush y sus aliados. La Secretaria de Estado Condoleezza Rice insistió el miércoles en que la asistencia de Washington a las víctimas del ciclón no era “una cuestión de política” más bien “una cuestión de crisis humanitaria”. “Lo que hace falta es que el gobierno birmano permita a la comunidad internacional ayudar a su gente,” declaró Rice.
En realidad, toda la asistencia de EEUU lleva unida una serie de condicionamientos políticos. El gobierno de Bush ha ofrecido una suma irrisoria de 3.5 millones de dólares en ayuda financiera y está presionando para que se permita la entrada de oficiales de EEUU, trabajadores de agencias de ayuda y personal militar para organizar las operaciones de ayuda de emergencia, en vez de permitir a las autoridades birmanas llevar a cabo estas acciones ellos mismos. Al mismo tiempo, EEUU y sus aliados europeos continúan manteniendo sanciones en contra del régimen de Birmania que han agravado las dificultades económicas del país. En la semana anterior al ciclón, la administración Bush reforzó su prohibición de comercio e inversión y la congelación de activos, medidas todas que continúan vigentes, excepto por una ligera relajación de las restricciones sobre la ayuda financiera.
El Ministro de Asuntos Exteriores francés Bernard Kouchner sugirió el miércoles que el Consejo de Seguridad de la ONU convocara su “responsabilidad de proteger” para anular la soberanía nacional birmana y repartir ayuda internacional, con o sin la aprobación de la junta. La resolución “responsabilidad de proteger”, cuya historia se remonta a la guerra de 1999 de la OTAN contra Yugoslavia, se aprobó en 2006 como un instrumento de las superpotencias para justificar agresiones militares con el pretexto de prevenir “genocidio, guerra, limpieza étnica y crímenes contra la humanidad”. La sugerencia de Kouchner extendería el ámbito de tales intervenciones a desastres naturales tales como el ciclón Nargis.
El comentario de Kuouchner no ha sido todavía apoyado públicamente por Washington, pero claramente la sugerencia se está discutiendo dentro de la administración. El embajador de EEUU en la ONU, Zalmay Khalilzad, declaró que la mayoría de los gobiernos estaban “enfurecidos” por la lentitud del régimen Birmano en aceptar la ayuda internacional. Aludiendo a las potencias del Consejo de Seguridad de la ONU, añadió: “Un gobierno tiene la responsabilidad de proteger a su propia gente, de proveer para su gente…habría que ser un descerebrado para no aceptar la ayuda de la comunidad internacional.”
El Director del la Oficina de EEUU de Asistencia en Desastres Internacionales, Ky Luu, fue más explicito. Indicó que el lanzamiento unilateral de ayuda por aire con aviones militares de EEUU, era una de las opciones que se estaban considerando si la junta continuaba negándose a aceptar ayuda americana. Cuatro buques de guerra de EEUU ya se dirigen hacia Birmania y helicópteros de la marina y aviones de carga de las fuerzas aéreas han sido estacionados en la vecina Tailandia. El Secretario de Defensa de EEUU Robert Gates comentó que no se podía imaginar una intervención militar sin permiso birmano. El portavoz del Departamento de Defensa Bryan Whitman apuntó: “Si no se te pregunta y no se pide, se considera una invasión.” Sin embargo, está claro que la opción militar y sus ramificaciones políticas se están discutiendo activamente.
El tsunami asiático
Como parte de la campaña para presionar a la junta birmana, se ha creado un nuevo mito que pinta la respuesta internacional al tsunami asiático como un modelo rápido, eficiente y compasivo de entrega de ayuda internacional por todas las partes implicadas. Se están haciendo cada vez más comparaciones entre el régimen de Birmania hoy en día y sus homólogos “democráticos” en Indonesia, Sri Lanka, India y Tailandia en 2004.
Cualquier examen objetivo de la tragedia de 2004, sin embargo, revela una imagen muy diferente. Las olas enormes del tsunami se tragaron pueblos empobrecidos en la bahía de Bengala el 26 de diciembre. Durante días, mientras las cifras de muertos alcanzaban rápidamente los cientos de miles, El Presidente Bush, El Primer Ministro Tony Blair y otros lideres mundiales no hacían ninguna declaración sobre el desastre. Cuando finalmente decidieron volver de sus vacaciones, su desprecio colectivo por la suerte de las víctimas se reveló en sus comentarios superficiales y patéticas ofertas de ayuda. Fue sólo tras una lluvia de simpatía y donaciones de gente trabajadora alrededor del mundo, horrorizada por la enormidad del desastre, que EEUU y las principales potencias empezaron a actuar.
En los países más afectados, las operaciones de ayuda de emergencia se “hamstrung” (retrasaron?) por el papeleo y las agendas política, tanto de los regímenes locales como de los países donadores. Los gobiernos de Indonesia y Sri Lanka estaban metidos en guerras brutales de larga duración con movimientos separatistas y eran extremadamente reacios a admitir la presencia de organizaciones de ayuda, menos aún ejércitos extranjeros, en las zonas afectadas por el desastre. Lejos de ayudar a las víctimas, el ejército de Indonesia aprovechó la oportunidad para intensificar sus acciones contra los rebeldes de Aceh. En Sri Lanka, los intentos de establecer un grupo conjunto de ayuda con los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil bajo los auspicios del cese de fuego de 2002 colapsaron, en medio de amargas recriminaciones sobre algún tipo de reconocimiento oficial de los separatistas.
El gobierno indio insistió en que controlaría sus propias operaciones de socorro y rechazó ninguna sugerencia de que ejércitos extranjeros deberían implicarse. El ejercito indio fue particularmente sensible a la presencia de trabajadores de agencias de ayuda en las islas Adaman y Nicobar, que estaban entre las áreas más duramente golpeadas, debido a la presencia de bases estratégicas de la marina y la aviación en esas zonas. Más de tres años después, miles de víctimas del tsunami en estas islas, así como en otras partes de India, Indonesia y Sri Lank, siguen viviendo en condiciones miserables y alojamientos temporales.
Nadie en los círculos dirigentes de EEUU o Europa sugirió en aquel entonces que la operación militar se debería preparar para anular la soberanía india o hacer lanzamientos unilaterales desde el aire sobre las islas Andaman y Nicobar. En los casos de Sri Lanka e Indonesia, los gobiernos al final permitieron la ayuda militar de EEUU para asistir en las operaciones desde el aire en sus territorios. En ambos casos, el propósito primordial de Washington era político, forjar relaciones de trabajo más cercanas con los militares de los dos países y sentar un precedente, el cual se invoca ahora para ejercer presión sobre la junta de Birmania.
La Secretaria de Estado de EEUU Rice, declaró sin rodeos ante el Comité del Senado de Relaciones Internacionales en enero de 2005 que el tsunami constituía “una oportunidad maravillosa para mostrar no ya el gobierno de EEUU, sino el corazón del pueblo americano…Y pienso que ha generado muchos dividendos para nosotros.” Rice declara ahora que los ofrecimientos de ayuda de EEUU a Birmania no son “una cuestión de política”, pero la administración Bush está decidida a transformar el último desastre en una nueva “oportunidad” política para avanzar sus intereses económicos y estratégicos en la región.
Intereses estratégicos
La decisión de la Junta de Birmania de aceptar ayuda de forma selectiva sólo de países que le son amistosos tales como China, India y Tailandia, apenas sorprende. La administración Bush no ha mantenido en secreto el hecho de que favorece un “cambio de régimen” en Birmania – la eliminación del régimen militar y su reemplazo por un gobierno, encabezado por el líder de la oposición Aung San Suu Kyi, más receptivo a los intereses de Washington y a la apertura del país a los inversores extranjeros.
El hecho de que la junta de Birmania se haya convertido en el blanco de EEUU no tiene nada que ver con la preocupación por los derechos democráticos o el bienestar del pueblo de Birmania. La hostilidad de Washington hacia el régimen birmano está generado sobre todo por la asociación estrecha que éste mantiene con China, vista por EEUU como su principal rival potencial. Durante los últimos ocho años, la administración Bush ha seguido una estrategia de reforzar sus vínculos militares en una serie de países alrededor de China – desde Corea del Sur y Japón a las Filipinas, Australia, Indonesia y alrededor de India, Paquistán, Afganistán y las republicas de Asia Central.
Birmania es un agujero significativo en los esfuerzos de EEUU para “contener” a China. El país se asienta junto al estratégico estrecho de Malaca – la línea de costa principal que une el norte del Lejano Oriente, incluyendo China, con los recursos energéticos de Oriente Medio y África. El control de tales “puntos de estrangulación” ha sido siempre de gran importancia en los planes navales de EEUU. China ha ayudado a Birmania en la construcción de varias instalaciones navales y cuenta con el acceso a puertos de Birmania como parte de sus esfuerzos para proteger sus rutas de comercio por mar que son vitales para su propia economía.
Los medios de comunicación internacionales ya están criticando a China por no ejercer más presión en su aliado para que se abra a la ayuda internacional. La Secretaria de Estado de EEUU Rice telefoneo a su homologo en Beijing para presionar al gobierno chino para que ejerza más presión sobre Birmania. Si la administración Bush decidiera presionar para que se de una resolución de la ONU a favor de la intervención, China se convertiría en un blanco aún más directo de vilificación. China se ha opuesto a cualquier movimiento a favor de plantear el desastre del ciclón en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Hay también una agenda económica más amplia detrás de la hostilidad de Washington hacia la junta de Birmania. Durante décadas, ha mantenido una economía fundamentalmente cerrada, aislacionista en la que las empresas dominadas por el ejército aun controlan sectores clave. Para las corporaciones americanas, el país es una fuente potencial de trabajadores baratos así como de recursos críticos, incluyendo petróleo y gas. La administración de EEUU ha permitido a la compañía petrolera Chevron proceder de forma callada con su inversión multimillonaria en Birmania, pero tales operaciones se ven dificultadas por las malas relaciones entre los dos países.
La administración Bush no está más motivada por preocupaciones humanitarias en Birmania de lo que lo está en Irak o Afganistán. Al rechazar las últimas mentiras e hipocresía de la Casa Blanca, es necesario considerar las cuestiones fundamentales implicadas. ¿Por qué tales catástrofes golpean repetidamente a las capas más vulnerables de la población mundial? ¿Por qué la enfermedad, el hambre y la pobreza continúan haciendo estragos en las masas de Asia, África y Latinoamérica?
Los recursos existen para abolir el sufrimiento y la necesidad, a la vez que para minimizar el impacto de los desastres naturales tales como el ciclón Nargis. Durante las pasadas tres décadas, la globalización de la producción ha expandido grandemente la capacidad económica del ser humano, estableciendo las bases para una planificación racional y despliegue de recursos a escala mundial para asegurar un nivel de vida decente para la gente en cualquier parte del globo. Bajo el capitalismo, sin embargo, esta enorme capacidad económica y científica es explotada para generar beneficios para la minoría rica, mientras que la inmensa mayoría, incluso en los principales países industrializados, lucha por sobrevivir día a día.
La pobreza y el desempleo no son aberraciones. Las enormes capas de pobres urbanos y rurales son un rasgo esencial del capitalismo global. Forman un enorme ejército de reserva de mano de obra que se usa para presionar de forma constante hacia abajo sobre los salarios y condiciones de la clase trabajadora internacionalmente. El único medio para abolir el abismo inmenso y cada vez mas profundo entre ricos y pobres es a través de una reestructuración revolucionaria de la sociedad según criterios socialistas, de manera que las necesidades candentes de la abrumadora mayoría de la humanidad tengan prioridad sobre los requerimientos de beneficios para unos pocos.
Articulo original:
http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=8946
Traducido por Mariola García Pedrajas
Global Research
La catástrofe ocasionada por el ciclón Nargis sobre el pueblo de Birmania ha provocado un campaña de grandes proporciones por parte de Estados Unidos y sus potencias aliadas, y los medios de comunicación internacionales, pidiendo que la junta militar abra sus fronteras a la ayuda internacional, al personal que trabaja en las agencias de ayuda, así como a los aviones, tropas y buques de guerra de Estados Unidos. Una vez más se intenta provocar una estampida de apoyo de la opinión pública con imágenes que llegen al corazón de supervivientes desesperados y ciudades devastadas, acompañadas de un constante bombardeo condenando al régimen de Birmania por su respuesta inadecuada de auxilio a los afectados, su aislacionismo, y su falta de aceptación de ayuda internacional, especialmente estadounidense.
Uno debería inmediatamente hacer una pausa y recordar el resultado de ejercicios “humanitarios” similares. En 1999, la situación apremiante de los refugiados kosovares fue usada por Estados Unidos y sus aliados para lanzar una guerra contra Serbia y transformar esta provincia en un protectorado de la OTAN limpiado de la mayoría de su minoría serbia. Ese mismo año, Australia, con el apoyo de EEUU, usó la violencia de milicias apoyadas por Indonesia para justificar una intervención militar en Timor Este para instaurar un gobierno que fuera comprensivo con los intereses económicos y estratégicos de Canberra. Después de una década la población local en ambos países continúa viviendo en condiciones atroces, sin que ninguna de sus necesidades fundamentales se hayan cubierto.
Sin lugar a dudas una gigantesca tragedia social ha tenido lugar la pasada semana. Las cifras oficiales birmanas dan una estimación de más de 60,000 personas muertas o desaparecidas. Los oficiales de la ONU estiman el número de victimas mortales en 100,000 y el número de personas afectadas de forma severa por el ciclón en casi dos millones. La mayor parte del gigantesco delta del Irrawaddy ha sido devastado por la oleada de tormentas provocadas por el ciclón Nargis, que anegaron las tierras bajas. Ciudades y pueblos enteros han sido borrados del mapa, dejando detrás escenas que recuerdan la destrucción producida por el tsunami de diciembre de 2004 a lo largo de la costa de Indonesia, Sri Lanka, India y Tailandia.
También es cierto que la junta birmana es un régimen brutal que de forma repetida ha abatido a tiros manifestantes antigobierno para mantener su propio poder y privilegios. Sus esfuerzos para rescatar a las víctimas se ven obstaculizados no sólo por el retraso del país, sino también por la cruel indiferencia hacia la situación apremiante de los birmanos. Dada la campaña actual en los medios de comunicación, uno debería tomar toda la información en la prensa con cautela. Pero hay pocas dudas de que muchas de las víctimas del ciclón están siendo dejadas a su propia suerte, como de hecho fue el caso de los sobrevivientes del tsunami de 2004 en los países que fueron golpeados más duramente.
Sin embargo, nadie debería darle ninguna credibilidad a las muestras de preocupación del gobierno de Bush y sus aliados. La Secretaria de Estado Condoleezza Rice insistió el miércoles en que la asistencia de Washington a las víctimas del ciclón no era “una cuestión de política” más bien “una cuestión de crisis humanitaria”. “Lo que hace falta es que el gobierno birmano permita a la comunidad internacional ayudar a su gente,” declaró Rice.
En realidad, toda la asistencia de EEUU lleva unida una serie de condicionamientos políticos. El gobierno de Bush ha ofrecido una suma irrisoria de 3.5 millones de dólares en ayuda financiera y está presionando para que se permita la entrada de oficiales de EEUU, trabajadores de agencias de ayuda y personal militar para organizar las operaciones de ayuda de emergencia, en vez de permitir a las autoridades birmanas llevar a cabo estas acciones ellos mismos. Al mismo tiempo, EEUU y sus aliados europeos continúan manteniendo sanciones en contra del régimen de Birmania que han agravado las dificultades económicas del país. En la semana anterior al ciclón, la administración Bush reforzó su prohibición de comercio e inversión y la congelación de activos, medidas todas que continúan vigentes, excepto por una ligera relajación de las restricciones sobre la ayuda financiera.
El Ministro de Asuntos Exteriores francés Bernard Kouchner sugirió el miércoles que el Consejo de Seguridad de la ONU convocara su “responsabilidad de proteger” para anular la soberanía nacional birmana y repartir ayuda internacional, con o sin la aprobación de la junta. La resolución “responsabilidad de proteger”, cuya historia se remonta a la guerra de 1999 de la OTAN contra Yugoslavia, se aprobó en 2006 como un instrumento de las superpotencias para justificar agresiones militares con el pretexto de prevenir “genocidio, guerra, limpieza étnica y crímenes contra la humanidad”. La sugerencia de Kouchner extendería el ámbito de tales intervenciones a desastres naturales tales como el ciclón Nargis.
El comentario de Kuouchner no ha sido todavía apoyado públicamente por Washington, pero claramente la sugerencia se está discutiendo dentro de la administración. El embajador de EEUU en la ONU, Zalmay Khalilzad, declaró que la mayoría de los gobiernos estaban “enfurecidos” por la lentitud del régimen Birmano en aceptar la ayuda internacional. Aludiendo a las potencias del Consejo de Seguridad de la ONU, añadió: “Un gobierno tiene la responsabilidad de proteger a su propia gente, de proveer para su gente…habría que ser un descerebrado para no aceptar la ayuda de la comunidad internacional.”
El Director del la Oficina de EEUU de Asistencia en Desastres Internacionales, Ky Luu, fue más explicito. Indicó que el lanzamiento unilateral de ayuda por aire con aviones militares de EEUU, era una de las opciones que se estaban considerando si la junta continuaba negándose a aceptar ayuda americana. Cuatro buques de guerra de EEUU ya se dirigen hacia Birmania y helicópteros de la marina y aviones de carga de las fuerzas aéreas han sido estacionados en la vecina Tailandia. El Secretario de Defensa de EEUU Robert Gates comentó que no se podía imaginar una intervención militar sin permiso birmano. El portavoz del Departamento de Defensa Bryan Whitman apuntó: “Si no se te pregunta y no se pide, se considera una invasión.” Sin embargo, está claro que la opción militar y sus ramificaciones políticas se están discutiendo activamente.
El tsunami asiático
Como parte de la campaña para presionar a la junta birmana, se ha creado un nuevo mito que pinta la respuesta internacional al tsunami asiático como un modelo rápido, eficiente y compasivo de entrega de ayuda internacional por todas las partes implicadas. Se están haciendo cada vez más comparaciones entre el régimen de Birmania hoy en día y sus homólogos “democráticos” en Indonesia, Sri Lanka, India y Tailandia en 2004.
Cualquier examen objetivo de la tragedia de 2004, sin embargo, revela una imagen muy diferente. Las olas enormes del tsunami se tragaron pueblos empobrecidos en la bahía de Bengala el 26 de diciembre. Durante días, mientras las cifras de muertos alcanzaban rápidamente los cientos de miles, El Presidente Bush, El Primer Ministro Tony Blair y otros lideres mundiales no hacían ninguna declaración sobre el desastre. Cuando finalmente decidieron volver de sus vacaciones, su desprecio colectivo por la suerte de las víctimas se reveló en sus comentarios superficiales y patéticas ofertas de ayuda. Fue sólo tras una lluvia de simpatía y donaciones de gente trabajadora alrededor del mundo, horrorizada por la enormidad del desastre, que EEUU y las principales potencias empezaron a actuar.
En los países más afectados, las operaciones de ayuda de emergencia se “hamstrung” (retrasaron?) por el papeleo y las agendas política, tanto de los regímenes locales como de los países donadores. Los gobiernos de Indonesia y Sri Lanka estaban metidos en guerras brutales de larga duración con movimientos separatistas y eran extremadamente reacios a admitir la presencia de organizaciones de ayuda, menos aún ejércitos extranjeros, en las zonas afectadas por el desastre. Lejos de ayudar a las víctimas, el ejército de Indonesia aprovechó la oportunidad para intensificar sus acciones contra los rebeldes de Aceh. En Sri Lanka, los intentos de establecer un grupo conjunto de ayuda con los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil bajo los auspicios del cese de fuego de 2002 colapsaron, en medio de amargas recriminaciones sobre algún tipo de reconocimiento oficial de los separatistas.
El gobierno indio insistió en que controlaría sus propias operaciones de socorro y rechazó ninguna sugerencia de que ejércitos extranjeros deberían implicarse. El ejercito indio fue particularmente sensible a la presencia de trabajadores de agencias de ayuda en las islas Adaman y Nicobar, que estaban entre las áreas más duramente golpeadas, debido a la presencia de bases estratégicas de la marina y la aviación en esas zonas. Más de tres años después, miles de víctimas del tsunami en estas islas, así como en otras partes de India, Indonesia y Sri Lank, siguen viviendo en condiciones miserables y alojamientos temporales.
Nadie en los círculos dirigentes de EEUU o Europa sugirió en aquel entonces que la operación militar se debería preparar para anular la soberanía india o hacer lanzamientos unilaterales desde el aire sobre las islas Andaman y Nicobar. En los casos de Sri Lanka e Indonesia, los gobiernos al final permitieron la ayuda militar de EEUU para asistir en las operaciones desde el aire en sus territorios. En ambos casos, el propósito primordial de Washington era político, forjar relaciones de trabajo más cercanas con los militares de los dos países y sentar un precedente, el cual se invoca ahora para ejercer presión sobre la junta de Birmania.
La Secretaria de Estado de EEUU Rice, declaró sin rodeos ante el Comité del Senado de Relaciones Internacionales en enero de 2005 que el tsunami constituía “una oportunidad maravillosa para mostrar no ya el gobierno de EEUU, sino el corazón del pueblo americano…Y pienso que ha generado muchos dividendos para nosotros.” Rice declara ahora que los ofrecimientos de ayuda de EEUU a Birmania no son “una cuestión de política”, pero la administración Bush está decidida a transformar el último desastre en una nueva “oportunidad” política para avanzar sus intereses económicos y estratégicos en la región.
Intereses estratégicos
La decisión de la Junta de Birmania de aceptar ayuda de forma selectiva sólo de países que le son amistosos tales como China, India y Tailandia, apenas sorprende. La administración Bush no ha mantenido en secreto el hecho de que favorece un “cambio de régimen” en Birmania – la eliminación del régimen militar y su reemplazo por un gobierno, encabezado por el líder de la oposición Aung San Suu Kyi, más receptivo a los intereses de Washington y a la apertura del país a los inversores extranjeros.
El hecho de que la junta de Birmania se haya convertido en el blanco de EEUU no tiene nada que ver con la preocupación por los derechos democráticos o el bienestar del pueblo de Birmania. La hostilidad de Washington hacia el régimen birmano está generado sobre todo por la asociación estrecha que éste mantiene con China, vista por EEUU como su principal rival potencial. Durante los últimos ocho años, la administración Bush ha seguido una estrategia de reforzar sus vínculos militares en una serie de países alrededor de China – desde Corea del Sur y Japón a las Filipinas, Australia, Indonesia y alrededor de India, Paquistán, Afganistán y las republicas de Asia Central.
Birmania es un agujero significativo en los esfuerzos de EEUU para “contener” a China. El país se asienta junto al estratégico estrecho de Malaca – la línea de costa principal que une el norte del Lejano Oriente, incluyendo China, con los recursos energéticos de Oriente Medio y África. El control de tales “puntos de estrangulación” ha sido siempre de gran importancia en los planes navales de EEUU. China ha ayudado a Birmania en la construcción de varias instalaciones navales y cuenta con el acceso a puertos de Birmania como parte de sus esfuerzos para proteger sus rutas de comercio por mar que son vitales para su propia economía.
Los medios de comunicación internacionales ya están criticando a China por no ejercer más presión en su aliado para que se abra a la ayuda internacional. La Secretaria de Estado de EEUU Rice telefoneo a su homologo en Beijing para presionar al gobierno chino para que ejerza más presión sobre Birmania. Si la administración Bush decidiera presionar para que se de una resolución de la ONU a favor de la intervención, China se convertiría en un blanco aún más directo de vilificación. China se ha opuesto a cualquier movimiento a favor de plantear el desastre del ciclón en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Hay también una agenda económica más amplia detrás de la hostilidad de Washington hacia la junta de Birmania. Durante décadas, ha mantenido una economía fundamentalmente cerrada, aislacionista en la que las empresas dominadas por el ejército aun controlan sectores clave. Para las corporaciones americanas, el país es una fuente potencial de trabajadores baratos así como de recursos críticos, incluyendo petróleo y gas. La administración de EEUU ha permitido a la compañía petrolera Chevron proceder de forma callada con su inversión multimillonaria en Birmania, pero tales operaciones se ven dificultadas por las malas relaciones entre los dos países.
La administración Bush no está más motivada por preocupaciones humanitarias en Birmania de lo que lo está en Irak o Afganistán. Al rechazar las últimas mentiras e hipocresía de la Casa Blanca, es necesario considerar las cuestiones fundamentales implicadas. ¿Por qué tales catástrofes golpean repetidamente a las capas más vulnerables de la población mundial? ¿Por qué la enfermedad, el hambre y la pobreza continúan haciendo estragos en las masas de Asia, África y Latinoamérica?
Los recursos existen para abolir el sufrimiento y la necesidad, a la vez que para minimizar el impacto de los desastres naturales tales como el ciclón Nargis. Durante las pasadas tres décadas, la globalización de la producción ha expandido grandemente la capacidad económica del ser humano, estableciendo las bases para una planificación racional y despliegue de recursos a escala mundial para asegurar un nivel de vida decente para la gente en cualquier parte del globo. Bajo el capitalismo, sin embargo, esta enorme capacidad económica y científica es explotada para generar beneficios para la minoría rica, mientras que la inmensa mayoría, incluso en los principales países industrializados, lucha por sobrevivir día a día.
La pobreza y el desempleo no son aberraciones. Las enormes capas de pobres urbanos y rurales son un rasgo esencial del capitalismo global. Forman un enorme ejército de reserva de mano de obra que se usa para presionar de forma constante hacia abajo sobre los salarios y condiciones de la clase trabajadora internacionalmente. El único medio para abolir el abismo inmenso y cada vez mas profundo entre ricos y pobres es a través de una reestructuración revolucionaria de la sociedad según criterios socialistas, de manera que las necesidades candentes de la abrumadora mayoría de la humanidad tengan prioridad sobre los requerimientos de beneficios para unos pocos.
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Falacias para defender la masacre israelí
Aparecido en Rebelión
A medida que la carnicería del ejército israelí en Gaza aumenta y que, pese al bloqueo informativo, las noticias sobre las masacres de civiles y las fotos de niños asesinados van apareciendo en la prensa, asistimos a un esfuerzo cada vez más entregado de los adalides del sionismo para defender a Israel contra toda evidencia razonable.
Los argumentos son, sin embargo, endebles, como siempre ocurre cuando se intenta justificar aquello que carece de razón usando unos mínimos principios de justicia. El primer argumento con el que suelen comenzar la justificación de la barbarie homicida de Israel es diciendo que Israel es una democracia, a diferencia de sus vecinos árabes. Extraño argumento, que parece conceder a las democracias el derecho a arrasar a los países limítrofes. En todo caso, el hecho de que Israel sea una democracia es un argumento en contra de todo los israelíes, porque la masacre de Gaza no es responsabilidad de un caudillo o una junta militar, sino de un gobierno elegido por el pueblo que además apoya su locura militar. También se obvia la represión que los servicios secretos de la “democracia” israelí están llevando a cabo sobre los que protestan por el ataque a Gaza [1], o de la falta de derechos de los ciudadanos árabes isrealíes [2]. El hecho de que esta democracia eligiera jefe de gobierno a Ariel Sharon, al cual la comisión Kahan atribuyera responsabilidad personal en la matanza de los campos de refugiados de Sabra y Chatila [3][4], tampoco se suele citar con frecuencia. Curioso es también que cuando se usa este argumento se obvia el hecho de que Hamás ganó las elecciones en Palestina con una abrumadora mayoría del 65% de los votos. Parece que las democracias sólo lo son cuando los pueblos oprimidos eligen a los representantes que el poder imperial desea. El hecho de que el gobierno de Israel haya detenido desde 1967 a más de 700.00 palestinos, un 20% del total de la población, tampoco parece afectar a su legitimidad como representante de los “valores democráticos” en Oriente Medio. Tampoco lo es que la gran mayoría de los actualmente 11.000 palestinos en prisión hayan sido detenidos por motivos políticos, como participar en una manifestación aunque esta sea totalmente pacífica, o que haya casi 500 “detenidos administrativos” sin cargo alguno.
El segundo argumento es justificar la invasión israelí acusando a Hamás de haber roto la tregua. Esto es, simplemente, falso, Hamás ha respetado durante seis meses la tregua, sin lanzar cohetes Qasan, excepto en contadísimas ocasiones, y siempre ante ataques previos israelíes. Durante la tregua, sin embargo, Israel no ha respetado su compromiso de levantar progresivamente el bloqueo a Gaza [5]. Además, fue Israel el que rompió de forma efectiva la tregua reanudando su campaña de asesinatos.
Cuando este argumento no resulta muy convincente, se recurre al lanzamiento de proyectiles Qasan por parte de Hamás como justificación de cualquier acción de Israel, por criminal que sea. Aquí se suele eliminar la referencia a que estos proyectiles son de fabricación casera, tienen un alcance de sólo unas decenas de kilómetros y excasa capacidad destructiva. Incluso en algunos casos se usa la denominación misiles; aunque se sabe que se está mintiendo, esto contribuye a hacer creer al lector u oyente que la capacidad destructiva de los Qasan es muy superior a la que realmente tienen. Para hacernos una idea de la amenaza que suponen los Qasan para Israel, la ONG The Israeli Project calcula que 23 israelíes han muerto entre principios de 2001 y el verano de 2008 a causa de los proyectiles palestinos, usando los datos oficiales del Ministerio de Defensa de Israel. En el mismo periodo casi 4.000 palestinos murieron a manos de Israel, 850 de ellos niños. Sólo en esta última ofensiva, más de 100 niños han sido asesinados por las bombas israelíes.
Pero sin duda, cuando el trabajo de los apologetas del sionismo se vuelve más arduo es cuando se trata de justificar las masacres de civiles, especialmente niños, que son constantes en los ataques de Israel sobre Palestina. El argumento aquí es especialmente repugnante a la razón. Se justifican las masacres de civiles acusando al agredido de ellas. Así, si se bombardea un hospital, la universidad o una escuela, es porque Hamás ha escondido armas en cualquier lugar donde caigan las bombas. Da lo mismo que nunca se hallen armas en esos lugares, si Israel dice que las hay, las hay. De la misma forma se acusa a Hamás de parapetarse detrás de los civiles para justificar las carnicerías. El argumento se convierte así en imbatible, porque Israel ha bloqueado el acceso a Gaza para no permitir verificar la verdad de ello. Se vuelve al mismo razonamiento de la armas de destrucción masiva de Iraq, si aparecen es que las hay, y si no aparecen es que también las hay, pero no se han encontrado.
Sin embargo, aunque aún no se pueda verificar esta mentira en Gaza, sí se puede verificar su veracidad en una conflicto anterior. Cuando Israel perpetró una masacre similar en Líbano en 2006 acusó igualmente a Hezbolá de parapetarse detrás de los civiles. ¿Qué había de verdad en ello? La organización Human Rights Watch (HRW) realizó un informe dedicado a las dos primera semanas del ataque a Líbano [6]. Este informe afirma que en estas dos primeras semanas 500 personas murieron, la abrumadora mayoría civiles. Además, en decenas de ataques la aviación israelí bombardeó zonas sin objetivos militares aparentes, de la misma forma se afirma que “Israel atacó tanto vehículos individuales como convoyes enteros de civiles que huían haciendo caso a los avisos de Israel de abandonar sus hogares”. En estos ataques no murió ni un solo miliciano de Hezbolá ni se destruyó arma alguna. En muchas otras ocasiones el ejercitó israelí atacó deliberadamente civiles. Se afirma además que en contra de lo dicho por Israel, no se encontró ni un sólo caso en el cual Hezbolá usara civiles como escudos para protegerse de los ataques del ejército de Israel. El informe de HRW también confirma el uso por parte de Israel de armamento de alta dispersión, como las bombas de racimo, que es especialmente letal para los civiles y además tiene una baja precisión. Jan Egeland, jefe humanitario de Naciones Unidas, confirma en el informe de HRW que Israel lanzó más de 1 millón de bombas de racimo en las últimas 72 horas del ataque, cuando se sabía que un alto al fuego era inminente. Este nivel de uso de estas bombas fue reconocido como de una escala desconocida hasta la fecha por Naciones Unidas. El mismo gobierno israelí admitió el uso de bombas de fósforo [7], prohibidas por las leyes de la guerra según el Comité Internacional de la Cruz Roja. ¿Por qué entonces creer a Israel cuando afirma que trata de proteger a los civiles en Gaza o que Hamás se esconde en las escuelas, cuando no se presenta ni el asomo de una prueba y los mismos argumentos ya se han demostrado falaces en el pasado?
Pero, si las mentiras previas de Israel sobre este tema no son suficientes para desacreditarlo, también tenemos más casos que incluso para los que justifican a Israel son difíciles de explicar. Hoy mismo, Israel ha asesinado al menos a 40 personas después de bombardear dos escuelas donde se protegían cientos de civiles [8]. Según la Oficina de Información de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) en Jerusalén “las escuelas estaban claramente identificadas como edificios de Naciones Unidas”, y su ubicación exacta, al igual que las de todas las instalaciones de la ONU en Gaza, había sido facilitada con anterioridad al Ejército israelí. De hecho el portavoz de UNRWA, Christopher Gunnes, calificó el hecho de “una clara violación humanitaria y de la legislación internacional” [9]. Carla Fibla, corresponsal de Cadena Ser en Gaza, afirma que Isreal bombardea civiles de forma intencionada y que “la gente abandonaba sus casas aterrada por las llamadas de los militares israelíes, que les daban 15 minutos antes de destruirlas. La sinrazón de Israel no tiene límites” [10].
Y al final, cuando todos estos argumentos fallan, se recurre a la batalla de las palabras. Se le asigna el mismo peso en la balanza a las declaraciones y a las bombas. Siempre se suele comenzar justificando las masacres porque Hamás no reconoce el derecho de Israel a existir. De nuevo el doble rasero, nadie exige a Israel reconocer el derecho de los palestinos a un estado, ni reconocer que tienen que retirarse de los territorios ocupados o el derecho al retorno de los expulsados de sus tierras. A pesar de que estos derechos han sido reconocidos a Palestina por resoluciones de Naciones Unidas aprobadas por aplastantes mayorías. Se da un paso más, usando declaraciones de líderes radicales para justificar las muertes de palestino. Si un líder de Hamás amenaza a Isreal la amenaza vale lo mismo que los cadáveres de niños desmembrados. Aquí la hipocresía es aún mayor. Primero porque muchas de las declaraciones atribuidas a los líderes de Hamás no proceden de una fuente verificable ni fiable, pero es que además se obvian las declaraciones israelíes, muchas de ellas más radicales que cualquiera que se atribuya a lídes palestinos.
Así, parece normal que Tzipi Livni, ministra de Asuntos Exteriores de Israel diga que la situación humanitaria de Gaza, dónde los médicos operan sin anestesia, no hay medicinas, ni luz, ni agua potable, ni comida, es “como debe ser” [11]. En marzo, Matan Vilnai, viceministro de Defensa amenazó a Gaza con una “holocausto” [12]. Imaginense lo que ocurriría si alguno de los enemigos de Israel amenazara con un holocausto, ¿cuántas más muertes se justificarían por ello? Tampoco se suele citar la frecuencia con la cual la prensa de Israel se refiere a los palestinos usando términos como “gusanos”, “cucarachas” o “animales”. De igual manera, Benny Morris puede justificar la destrucción nuclear de Irán por parte de Israel en las páginas del New York Times [13] sin que eso suponga ningún problema para los adalides de los “valores occidentales” que representa Israel. Y finalmente se recurre al extremismo islámico, obviando el poder del extremismo judío en Israel [14][15], y sin aportar más pruebas que una declaración general del radicalismo fundamentalista de cualquiera que se oponga a la ocupación de Palestina.
En el fondo de todo esto está el racismo. Los argumentos se construyen para justificar cualquier masacre israelí, porque no se concede el mismo valor a las vidas de los europeos, americanos e israelíes, que a las vidas de los palestinos. ¿Qué ocurriría si el gobierno español hubiera bombardeado una ciudad del País Vasco porque en ella se hubieran refugiado un grupo de terroristas de ETA? ¿Se imaginan a alguno de los que justifica a Israel mientras contempla las fotos de los cadáveres de niños destrozados afirmando que los muertos tras bombardear el ejército español Azpeitia por tener una alcaldesa de ANV que no condena el terrorismo eran culpa de ETA? Ese es el fondo, para esa gente deleznable los palestinos muertos no son lo mismo que sus muertos, ellos pertenecen a una raza superior, con derechos y poder, los palestinos son sólo carne de cañón.
[1] http://www.haaretz.com/hasen/spages/1052995.html
[2] http://www.diagonalperiodico.net/antigua/pdfs08/44diagonal8-web.pdf
[3] http://www.independent.co.uk/opinion/commentators/fisk/ariel-sharon-by-robert-fisk-521809.html
[4] http://news.bbc.co.uk/onthisday/hi/dates/stories/february/8/newsid_4172000/4172055.stm
[5] http://www.elmundo.es/elmundo/2008/12/30/internacional/1230654642.html?a=aac3bc1b08f3ad3b1680432210f1588a&t=1230720800
[6] http://www.hrw.org/en/reports/2006/08/02/fatal-strikes
[7] http://www.haaretz.com/hasen/spages/777549.html
[8] http://www.publico.es/internacional/188611/israel/entra/segunda/ciudad/importante/gaza
[9] http://www.publico.es/internacional/188711/onu/exige/responsabilidades/israel/atacar/tres/edificios
[10] http://www.cadenaser.com/internacional/audios/cronica-carla-fibla-oriente-proximo/csrcsrpor/20090106csrcsrint_2/Aes/
[11] http://www.publico.es/internacional/187655/livzi
[12] http://www.timesonline.co.uk/tol/news/world/middle_east/article3459144.ece
[13] http://www.nytimes.com/2008/07/18/opinion/18morris.html?_r=1&em&ex=1216526400&en=4dab7889ec8732d0&ei=5087%0A
[14] http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Patrullas/ortodoxos/imponen/ley/calles/Israel/elpepusoc/20080818elpepisoc_11/Tes
[15] http://www.publico.es/internacional/123645/israel/ultraortodoxos
A medida que la carnicería del ejército israelí en Gaza aumenta y que, pese al bloqueo informativo, las noticias sobre las masacres de civiles y las fotos de niños asesinados van apareciendo en la prensa, asistimos a un esfuerzo cada vez más entregado de los adalides del sionismo para defender a Israel contra toda evidencia razonable.
Los argumentos son, sin embargo, endebles, como siempre ocurre cuando se intenta justificar aquello que carece de razón usando unos mínimos principios de justicia. El primer argumento con el que suelen comenzar la justificación de la barbarie homicida de Israel es diciendo que Israel es una democracia, a diferencia de sus vecinos árabes. Extraño argumento, que parece conceder a las democracias el derecho a arrasar a los países limítrofes. En todo caso, el hecho de que Israel sea una democracia es un argumento en contra de todo los israelíes, porque la masacre de Gaza no es responsabilidad de un caudillo o una junta militar, sino de un gobierno elegido por el pueblo que además apoya su locura militar. También se obvia la represión que los servicios secretos de la “democracia” israelí están llevando a cabo sobre los que protestan por el ataque a Gaza [1], o de la falta de derechos de los ciudadanos árabes isrealíes [2]. El hecho de que esta democracia eligiera jefe de gobierno a Ariel Sharon, al cual la comisión Kahan atribuyera responsabilidad personal en la matanza de los campos de refugiados de Sabra y Chatila [3][4], tampoco se suele citar con frecuencia. Curioso es también que cuando se usa este argumento se obvia el hecho de que Hamás ganó las elecciones en Palestina con una abrumadora mayoría del 65% de los votos. Parece que las democracias sólo lo son cuando los pueblos oprimidos eligen a los representantes que el poder imperial desea. El hecho de que el gobierno de Israel haya detenido desde 1967 a más de 700.00 palestinos, un 20% del total de la población, tampoco parece afectar a su legitimidad como representante de los “valores democráticos” en Oriente Medio. Tampoco lo es que la gran mayoría de los actualmente 11.000 palestinos en prisión hayan sido detenidos por motivos políticos, como participar en una manifestación aunque esta sea totalmente pacífica, o que haya casi 500 “detenidos administrativos” sin cargo alguno.
El segundo argumento es justificar la invasión israelí acusando a Hamás de haber roto la tregua. Esto es, simplemente, falso, Hamás ha respetado durante seis meses la tregua, sin lanzar cohetes Qasan, excepto en contadísimas ocasiones, y siempre ante ataques previos israelíes. Durante la tregua, sin embargo, Israel no ha respetado su compromiso de levantar progresivamente el bloqueo a Gaza [5]. Además, fue Israel el que rompió de forma efectiva la tregua reanudando su campaña de asesinatos.
Cuando este argumento no resulta muy convincente, se recurre al lanzamiento de proyectiles Qasan por parte de Hamás como justificación de cualquier acción de Israel, por criminal que sea. Aquí se suele eliminar la referencia a que estos proyectiles son de fabricación casera, tienen un alcance de sólo unas decenas de kilómetros y excasa capacidad destructiva. Incluso en algunos casos se usa la denominación misiles; aunque se sabe que se está mintiendo, esto contribuye a hacer creer al lector u oyente que la capacidad destructiva de los Qasan es muy superior a la que realmente tienen. Para hacernos una idea de la amenaza que suponen los Qasan para Israel, la ONG The Israeli Project calcula que 23 israelíes han muerto entre principios de 2001 y el verano de 2008 a causa de los proyectiles palestinos, usando los datos oficiales del Ministerio de Defensa de Israel. En el mismo periodo casi 4.000 palestinos murieron a manos de Israel, 850 de ellos niños. Sólo en esta última ofensiva, más de 100 niños han sido asesinados por las bombas israelíes.
Pero sin duda, cuando el trabajo de los apologetas del sionismo se vuelve más arduo es cuando se trata de justificar las masacres de civiles, especialmente niños, que son constantes en los ataques de Israel sobre Palestina. El argumento aquí es especialmente repugnante a la razón. Se justifican las masacres de civiles acusando al agredido de ellas. Así, si se bombardea un hospital, la universidad o una escuela, es porque Hamás ha escondido armas en cualquier lugar donde caigan las bombas. Da lo mismo que nunca se hallen armas en esos lugares, si Israel dice que las hay, las hay. De la misma forma se acusa a Hamás de parapetarse detrás de los civiles para justificar las carnicerías. El argumento se convierte así en imbatible, porque Israel ha bloqueado el acceso a Gaza para no permitir verificar la verdad de ello. Se vuelve al mismo razonamiento de la armas de destrucción masiva de Iraq, si aparecen es que las hay, y si no aparecen es que también las hay, pero no se han encontrado.
Sin embargo, aunque aún no se pueda verificar esta mentira en Gaza, sí se puede verificar su veracidad en una conflicto anterior. Cuando Israel perpetró una masacre similar en Líbano en 2006 acusó igualmente a Hezbolá de parapetarse detrás de los civiles. ¿Qué había de verdad en ello? La organización Human Rights Watch (HRW) realizó un informe dedicado a las dos primera semanas del ataque a Líbano [6]. Este informe afirma que en estas dos primeras semanas 500 personas murieron, la abrumadora mayoría civiles. Además, en decenas de ataques la aviación israelí bombardeó zonas sin objetivos militares aparentes, de la misma forma se afirma que “Israel atacó tanto vehículos individuales como convoyes enteros de civiles que huían haciendo caso a los avisos de Israel de abandonar sus hogares”. En estos ataques no murió ni un solo miliciano de Hezbolá ni se destruyó arma alguna. En muchas otras ocasiones el ejercitó israelí atacó deliberadamente civiles. Se afirma además que en contra de lo dicho por Israel, no se encontró ni un sólo caso en el cual Hezbolá usara civiles como escudos para protegerse de los ataques del ejército de Israel. El informe de HRW también confirma el uso por parte de Israel de armamento de alta dispersión, como las bombas de racimo, que es especialmente letal para los civiles y además tiene una baja precisión. Jan Egeland, jefe humanitario de Naciones Unidas, confirma en el informe de HRW que Israel lanzó más de 1 millón de bombas de racimo en las últimas 72 horas del ataque, cuando se sabía que un alto al fuego era inminente. Este nivel de uso de estas bombas fue reconocido como de una escala desconocida hasta la fecha por Naciones Unidas. El mismo gobierno israelí admitió el uso de bombas de fósforo [7], prohibidas por las leyes de la guerra según el Comité Internacional de la Cruz Roja. ¿Por qué entonces creer a Israel cuando afirma que trata de proteger a los civiles en Gaza o que Hamás se esconde en las escuelas, cuando no se presenta ni el asomo de una prueba y los mismos argumentos ya se han demostrado falaces en el pasado?
Pero, si las mentiras previas de Israel sobre este tema no son suficientes para desacreditarlo, también tenemos más casos que incluso para los que justifican a Israel son difíciles de explicar. Hoy mismo, Israel ha asesinado al menos a 40 personas después de bombardear dos escuelas donde se protegían cientos de civiles [8]. Según la Oficina de Información de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) en Jerusalén “las escuelas estaban claramente identificadas como edificios de Naciones Unidas”, y su ubicación exacta, al igual que las de todas las instalaciones de la ONU en Gaza, había sido facilitada con anterioridad al Ejército israelí. De hecho el portavoz de UNRWA, Christopher Gunnes, calificó el hecho de “una clara violación humanitaria y de la legislación internacional” [9]. Carla Fibla, corresponsal de Cadena Ser en Gaza, afirma que Isreal bombardea civiles de forma intencionada y que “la gente abandonaba sus casas aterrada por las llamadas de los militares israelíes, que les daban 15 minutos antes de destruirlas. La sinrazón de Israel no tiene límites” [10].
Y al final, cuando todos estos argumentos fallan, se recurre a la batalla de las palabras. Se le asigna el mismo peso en la balanza a las declaraciones y a las bombas. Siempre se suele comenzar justificando las masacres porque Hamás no reconoce el derecho de Israel a existir. De nuevo el doble rasero, nadie exige a Israel reconocer el derecho de los palestinos a un estado, ni reconocer que tienen que retirarse de los territorios ocupados o el derecho al retorno de los expulsados de sus tierras. A pesar de que estos derechos han sido reconocidos a Palestina por resoluciones de Naciones Unidas aprobadas por aplastantes mayorías. Se da un paso más, usando declaraciones de líderes radicales para justificar las muertes de palestino. Si un líder de Hamás amenaza a Isreal la amenaza vale lo mismo que los cadáveres de niños desmembrados. Aquí la hipocresía es aún mayor. Primero porque muchas de las declaraciones atribuidas a los líderes de Hamás no proceden de una fuente verificable ni fiable, pero es que además se obvian las declaraciones israelíes, muchas de ellas más radicales que cualquiera que se atribuya a lídes palestinos.
Así, parece normal que Tzipi Livni, ministra de Asuntos Exteriores de Israel diga que la situación humanitaria de Gaza, dónde los médicos operan sin anestesia, no hay medicinas, ni luz, ni agua potable, ni comida, es “como debe ser” [11]. En marzo, Matan Vilnai, viceministro de Defensa amenazó a Gaza con una “holocausto” [12]. Imaginense lo que ocurriría si alguno de los enemigos de Israel amenazara con un holocausto, ¿cuántas más muertes se justificarían por ello? Tampoco se suele citar la frecuencia con la cual la prensa de Israel se refiere a los palestinos usando términos como “gusanos”, “cucarachas” o “animales”. De igual manera, Benny Morris puede justificar la destrucción nuclear de Irán por parte de Israel en las páginas del New York Times [13] sin que eso suponga ningún problema para los adalides de los “valores occidentales” que representa Israel. Y finalmente se recurre al extremismo islámico, obviando el poder del extremismo judío en Israel [14][15], y sin aportar más pruebas que una declaración general del radicalismo fundamentalista de cualquiera que se oponga a la ocupación de Palestina.
En el fondo de todo esto está el racismo. Los argumentos se construyen para justificar cualquier masacre israelí, porque no se concede el mismo valor a las vidas de los europeos, americanos e israelíes, que a las vidas de los palestinos. ¿Qué ocurriría si el gobierno español hubiera bombardeado una ciudad del País Vasco porque en ella se hubieran refugiado un grupo de terroristas de ETA? ¿Se imaginan a alguno de los que justifica a Israel mientras contempla las fotos de los cadáveres de niños destrozados afirmando que los muertos tras bombardear el ejército español Azpeitia por tener una alcaldesa de ANV que no condena el terrorismo eran culpa de ETA? Ese es el fondo, para esa gente deleznable los palestinos muertos no son lo mismo que sus muertos, ellos pertenecen a una raza superior, con derechos y poder, los palestinos son sólo carne de cañón.
[1] http://www.haaretz.com/hasen/spages/1052995.html
[2] http://www.diagonalperiodico.net/antigua/pdfs08/44diagonal8-web.pdf
[3] http://www.independent.co.uk/opinion/commentators/fisk/ariel-sharon-by-robert-fisk-521809.html
[4] http://news.bbc.co.uk/onthisday/hi/dates/stories/february/8/newsid_4172000/4172055.stm
[5] http://www.elmundo.es/elmundo/2008/12/30/internacional/1230654642.html?a=aac3bc1b08f3ad3b1680432210f1588a&t=1230720800
[6] http://www.hrw.org/en/reports/2006/08/02/fatal-strikes
[7] http://www.haaretz.com/hasen/spages/777549.html
[8] http://www.publico.es/internacional/188611/israel/entra/segunda/ciudad/importante/gaza
[9] http://www.publico.es/internacional/188711/onu/exige/responsabilidades/israel/atacar/tres/edificios
[10] http://www.cadenaser.com/internacional/audios/cronica-carla-fibla-oriente-proximo/csrcsrpor/20090106csrcsrint_2/Aes/
[11] http://www.publico.es/internacional/187655/livzi
[12] http://www.timesonline.co.uk/tol/news/world/middle_east/article3459144.ece
[13] http://www.nytimes.com/2008/07/18/opinion/18morris.html?_r=1&em&ex=1216526400&en=4dab7889ec8732d0&ei=5087%0A
[14] http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Patrullas/ortodoxos/imponen/ley/calles/Israel/elpepusoc/20080818elpepisoc_11/Tes
[15] http://www.publico.es/internacional/123645/israel/ultraortodoxos
Palestina: El racismo como explicación de la justificación de los crímenes de Israel
Agenda Roja
Resulta complicado comprender el empeño en defender al estado de Israel que tiene una buena parte de la sociedad europea y norteamericana, por más que las atrocidades que comete Israel las suele hacer a plena luz y sin preocuparse mucho por darle argumentos a sus defensores. Sin embargo, todo se torna más simple cuando se llega a la razón básica de este apoyo a Israel, y esta base no es otra que el racismo más o menos primario que reside en una buena parte de la sociedad europea y norteamericana respecto al mundo árabe. En realidad es el mismo racismo que tiñe cualquier análisis sobre África o América Latina. Si alguno tiene el estómago suficiente para leer lo que se está escribiendo estos días en la prensa en apoyo a Israel, verá que es ésta la justificación recurrente. No se explican los hechos, quién va a poder explicar que se ataquen los envíos de ayuda humanitaria o se bombardeen los refugios de la ONU, simplemente se alude una y otra vez a la superioridad moral de Israel. Ese es el único argumento.
Este racismo, las más veces expresado sin ningún tipo de complejos, es el que permite justificar cualquier agresión, asesinato, bloqueo inhumano, detención ilegal, tortura, uso de armas químicas, bombas de racimo o cualquier otra atrocidad. El que permite justificar esto a la vez que se habla de “nuestros valores”, y que se aceptan excusas y argumentaciones para condonar crímenes horrendos, que de ninguna formase se usarían si las víctimas fueran europeas o norteamericanas. Lo que hay en el fondo de la argumentación que se expresa es una división, ellos son viles y quieren acabar con nosotros que somos buenos. Ellos no tienen nuestros valores, mejor aún, ellos no tienen valores. Por eso cualquier cosa que hagamos está justificada.
Este hecho no es nuevo, en realidad el mismo nacimiento del estado de Israel vino acompañada del desprecio absoluto a los palestinos. Wiston Churchill testificando ante la comisión Peel afirmó que la población indígena de Palestina no tenía más derecho a Palestina que “un perro en un pesebre tiene sobre el derecho final al pesebre, incluso aunque haya estado en el pesebre por un tiempo muy largo” y que “ningún mal se le ha hecho a esa gente por el hecho de que una raza más poderosa, una raza superior, o al menos, una raza de más mundo, por decirlo de esta manera, haya venido y ocupado su tierra” [1].
Golda Meier llegó a afirmar en 1969, siendo Primera Ministra, sobre el derecho al retorno de los refugiados, que no había nadie que pudiera regresar: “No existe eso que llaman palestinos, nunca existeron”. Esta afirmación no desentonaría en boca de una líder nazi relativa a los judíos, y sin embargo Golda Meier es venerada en Israel, y nadie cuestiona esta frase como de un extremo racismo. Alguien podría argumentar que se trata de una referencia a que no existía un estado palestino previo, lo cual resultaría muy curioso viniendo de alguien que reivindica una estado para el pueblo judío basándose en un libro de historias fantásticas escrito hace más de 2.000 años.
Este racismo está tan enraizado en la sociedad occidental que permite manifestaciones sobre los árabes que causarían escándalo dirigidas hacia cualquier otra raza. Así Benny Morris, reputado historiador dentro del sionismo y habitual en periódicos de “prestigio” como el New York Times [2] puede afirmar en una entrevista ante la pregunta del periodista de qué habría que hacer con los palestinos lo siguiente [3]:
“Algo parecido a una jaula debería construirse para ellos. Sé que suena terrible. Es realmente cruel. Pero no hay otra alternativa. Hay un animal salvaje ahí y debe ser encerrado de una manera u otra”. Aunque parezca increible la traducción es literal: “Something like a cage has to be built for them. I know that sounds terrible. It is really cruel. But there is no choice. There is a wild animal there that has to be locked up in one way or another.” Nadie aceptaría una afirmación así si no se estuviera hablando de árabes. En esta misma entrevista dice que los palestinos son sicópatas o asesinos en serie.
Otro historiador, Élie Bernavi, lo deja también muy claro en una entrevista [4]: “Lo que ha ocurrido en el mundo árabe-musulmán es que se ha revelado incapaz de conquistar la modernidad”.
Herman Tertsch afirma en ABC [5] que “La única nota de optimismo que tengo para concluir esta reflexión está en mi profunda convicción de que Israel […] nos dará una nueva lección a la civilización. A la única civilización existente.” De nuevo la idea recurrente, sólo nosotros los europeos y norteamericanos, somos civilizados. Es la misma justificación usada para exterminar indígenas en América, esclavizar África o destruir Asia. Da lo mismo cómo se actúe, somos los civilizados. Si nuestras acciones son viles, nuestros fines son elevados. La argumentación es refractaria a la razón, somos los buenos, nuestros principios son elevados, nada puede mancillar nuestra bondad. Y eso a pesar de que la historia de Europa y Norteamérica no es más, y sigue siendo, que una larga liste de crímenes y destrucción.
Y así se pueden poner todos los ejemplos que se quiera. El origen es siempre el mismo, el racismo. Y este racismo, mezclado con el miedo que es un arma muy poderosa, es el que se usa constantemente para conseguir que la gente acepte como normal lo que son crímenes repugnantes.
[1] Norman Finkelstein, “Beyond Chutzpah”, University of California Press.
[2] http://www.nytimes.com/2008/07/18/opinion/18morris.html
[3] http://www.haaretz.com/hasen/pages/ShArt.jhtml?itemNo=380986&contrassID=2
[4] http://www.elpais.com/articulo/cultura/Occidente/unica/civilizacion/duda/cuestiona/misma/elpepucul/20071215elpepicul_4/Tes
[5] http://www.abc.es/20081229/opinion-tercera/derecho-israel-20081229.html
Resulta complicado comprender el empeño en defender al estado de Israel que tiene una buena parte de la sociedad europea y norteamericana, por más que las atrocidades que comete Israel las suele hacer a plena luz y sin preocuparse mucho por darle argumentos a sus defensores. Sin embargo, todo se torna más simple cuando se llega a la razón básica de este apoyo a Israel, y esta base no es otra que el racismo más o menos primario que reside en una buena parte de la sociedad europea y norteamericana respecto al mundo árabe. En realidad es el mismo racismo que tiñe cualquier análisis sobre África o América Latina. Si alguno tiene el estómago suficiente para leer lo que se está escribiendo estos días en la prensa en apoyo a Israel, verá que es ésta la justificación recurrente. No se explican los hechos, quién va a poder explicar que se ataquen los envíos de ayuda humanitaria o se bombardeen los refugios de la ONU, simplemente se alude una y otra vez a la superioridad moral de Israel. Ese es el único argumento.
Este racismo, las más veces expresado sin ningún tipo de complejos, es el que permite justificar cualquier agresión, asesinato, bloqueo inhumano, detención ilegal, tortura, uso de armas químicas, bombas de racimo o cualquier otra atrocidad. El que permite justificar esto a la vez que se habla de “nuestros valores”, y que se aceptan excusas y argumentaciones para condonar crímenes horrendos, que de ninguna formase se usarían si las víctimas fueran europeas o norteamericanas. Lo que hay en el fondo de la argumentación que se expresa es una división, ellos son viles y quieren acabar con nosotros que somos buenos. Ellos no tienen nuestros valores, mejor aún, ellos no tienen valores. Por eso cualquier cosa que hagamos está justificada.
Este hecho no es nuevo, en realidad el mismo nacimiento del estado de Israel vino acompañada del desprecio absoluto a los palestinos. Wiston Churchill testificando ante la comisión Peel afirmó que la población indígena de Palestina no tenía más derecho a Palestina que “un perro en un pesebre tiene sobre el derecho final al pesebre, incluso aunque haya estado en el pesebre por un tiempo muy largo” y que “ningún mal se le ha hecho a esa gente por el hecho de que una raza más poderosa, una raza superior, o al menos, una raza de más mundo, por decirlo de esta manera, haya venido y ocupado su tierra” [1].
Golda Meier llegó a afirmar en 1969, siendo Primera Ministra, sobre el derecho al retorno de los refugiados, que no había nadie que pudiera regresar: “No existe eso que llaman palestinos, nunca existeron”. Esta afirmación no desentonaría en boca de una líder nazi relativa a los judíos, y sin embargo Golda Meier es venerada en Israel, y nadie cuestiona esta frase como de un extremo racismo. Alguien podría argumentar que se trata de una referencia a que no existía un estado palestino previo, lo cual resultaría muy curioso viniendo de alguien que reivindica una estado para el pueblo judío basándose en un libro de historias fantásticas escrito hace más de 2.000 años.
Este racismo está tan enraizado en la sociedad occidental que permite manifestaciones sobre los árabes que causarían escándalo dirigidas hacia cualquier otra raza. Así Benny Morris, reputado historiador dentro del sionismo y habitual en periódicos de “prestigio” como el New York Times [2] puede afirmar en una entrevista ante la pregunta del periodista de qué habría que hacer con los palestinos lo siguiente [3]:
“Algo parecido a una jaula debería construirse para ellos. Sé que suena terrible. Es realmente cruel. Pero no hay otra alternativa. Hay un animal salvaje ahí y debe ser encerrado de una manera u otra”. Aunque parezca increible la traducción es literal: “Something like a cage has to be built for them. I know that sounds terrible. It is really cruel. But there is no choice. There is a wild animal there that has to be locked up in one way or another.” Nadie aceptaría una afirmación así si no se estuviera hablando de árabes. En esta misma entrevista dice que los palestinos son sicópatas o asesinos en serie.
Otro historiador, Élie Bernavi, lo deja también muy claro en una entrevista [4]: “Lo que ha ocurrido en el mundo árabe-musulmán es que se ha revelado incapaz de conquistar la modernidad”.
Herman Tertsch afirma en ABC [5] que “La única nota de optimismo que tengo para concluir esta reflexión está en mi profunda convicción de que Israel […] nos dará una nueva lección a la civilización. A la única civilización existente.” De nuevo la idea recurrente, sólo nosotros los europeos y norteamericanos, somos civilizados. Es la misma justificación usada para exterminar indígenas en América, esclavizar África o destruir Asia. Da lo mismo cómo se actúe, somos los civilizados. Si nuestras acciones son viles, nuestros fines son elevados. La argumentación es refractaria a la razón, somos los buenos, nuestros principios son elevados, nada puede mancillar nuestra bondad. Y eso a pesar de que la historia de Europa y Norteamérica no es más, y sigue siendo, que una larga liste de crímenes y destrucción.
Y así se pueden poner todos los ejemplos que se quiera. El origen es siempre el mismo, el racismo. Y este racismo, mezclado con el miedo que es un arma muy poderosa, es el que se usa constantemente para conseguir que la gente acepte como normal lo que son crímenes repugnantes.
[1] Norman Finkelstein, “Beyond Chutzpah”, University of California Press.
[2] http://www.nytimes.com/2008/07/18/opinion/18morris.html
[3] http://www.haaretz.com/hasen/pages/ShArt.jhtml?itemNo=380986&contrassID=2
[4] http://www.elpais.com/articulo/cultura/Occidente/unica/civilizacion/duda/cuestiona/misma/elpepucul/20071215elpepicul_4/Tes
[5] http://www.abc.es/20081229/opinion-tercera/derecho-israel-20081229.html
Nacho Escolar despedido de Público
Por Nicolás García Pedrajas
El diario Público ha sido en la presente agresión asesina de Israel sobre la Gaza el único periódico de tirada nacional que se ha atrevido a posicionarse de forma inequívoca contra la masacre. Tanto en sus noticias como en sus columnas de opinión ha sido el único capaz de no tergiversar la realidad y de no justificar el asesinato de inocentes ni el uso de bombas de racimo o armas químicas, como el fósforo blanco.
Hoy el diario anuncia que ha despedido a su director, Nacho Escolar, para colocar a un rebotado del grupo Prisa. Conociendo la vergonzosa línea editorial que han mantenido El País en estas dos semanas de asedio a Gaza no hay que ser muy optimista respecto a la posición de Público a partir de ahora.
Resulta francamente preocupante que los periodistas críticos con Israel sepan que se están jugando el puesto. Veremos la evolución de Público, pero hay que ser pesimistas.
Espero que al menos sirva para que los que se toman a broma el poder del lobby judío empiecen a darse cuenta de lo que es capaz.
El diario Público ha sido en la presente agresión asesina de Israel sobre la Gaza el único periódico de tirada nacional que se ha atrevido a posicionarse de forma inequívoca contra la masacre. Tanto en sus noticias como en sus columnas de opinión ha sido el único capaz de no tergiversar la realidad y de no justificar el asesinato de inocentes ni el uso de bombas de racimo o armas químicas, como el fósforo blanco.
Hoy el diario anuncia que ha despedido a su director, Nacho Escolar, para colocar a un rebotado del grupo Prisa. Conociendo la vergonzosa línea editorial que han mantenido El País en estas dos semanas de asedio a Gaza no hay que ser muy optimista respecto a la posición de Público a partir de ahora.
Resulta francamente preocupante que los periodistas críticos con Israel sepan que se están jugando el puesto. Veremos la evolución de Público, pero hay que ser pesimistas.
Espero que al menos sirva para que los que se toman a broma el poder del lobby judío empiecen a darse cuenta de lo que es capaz.
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